lunes, 11 de enero de 2016

Cómo cambiar de banco y no desfallecer
ANTONIO GALLARDO (AHORRO) EL PAÍS   Madrid 10 ENE 2016
El sistema bancario español ha sufrido modificaciones drásticas en estos años de crisis. Y uno de los aspectos clave es la relación con el cliente. La comercialización de ciertos productos, y las malas prácticas en otros, han aumentado la desconfianza de los ahorradores.
El cambio de mentalidad coincide con una reestructuración que en su cara más visible se resume en compras de bancos y cierres de oficinas. En esta transformación, el ahorrador puede verse afectado y sentir que los cambios le suponen un coste económico. De este modo, se puede encontrar en el corto plazo con un peor servicio. El precio de los servicios está entre las principales razones para cambiar de banco.
Existe libertad para cambiar de banco pero hay barreras que lo impiden o dificultan. Cuantos más productos tenga el usuario contratados, más se reduce la probabilidad que se cambie de entidad. Cambiar una cuenta corriente es fácil, y el banco de destino hasta se encarga de asumir las domiciliaciones de los recibos.
Pero, ¿qué ocurre con una hipoteca? Los préstamos con garantía hipotecaria se han convertido en el gran obstáculo para irse a otra entidad. La migración no sólo conlleva gastos, sino que ahora mismo las condiciones ofertadas son en su mayoría infinitamente peores que las que había hace años. Además, se exige tener una cuenta corriente donde domiciliar los pagos. En el traspaso de hipotecas debe analizarse bien si se consigue un claro beneficio mes a mes.
Al margen de esta atadura indirecta, existe otra mucho más directa: firmar una vinculación a cambio de contraprestaciones. El cliente, muchas veces, ni siquiera se da cuenta. Un ejemplo son las cuentas corrientes en las que se recibe un ordenador, televisor o cualquier regalo por domiciliar la nómina. A cambio, exigen que esta se mantenga por periodos que generalmente llegan hasta los 24 meses. Al no hacerlo, habrá que devolver el contravalor monetario del producto según se refleje en el contrato
Desde que empieza la relación con el banco es necesario procurar no hipotecar la libertad como cliente. ¿Cómo? En primer lugar, optando por entidades cuyos servicios de forma global sean económicos. Y, a la hora de contratar un producto financiero tan importante como la hipoteca, no hacerlo a la ligera.

En mi opinión, este artículo nos explica muy bien todos los pros y contras de cambiar nuestra entidad bancaria o cuenta. Creo que puede ser un proceso difícil si no se siguen una serie de pasos y puede conllevar unas repercusiones. También hay que tener en cuenta que si estamos sujetos a un contrato, por ejemplo una hipoteca o un préstamo, deberemos pagar una especie de finanza dependiendo de nuestro banco. De todos modos, nuestra nueva entidad financiera podrá solucionar todo los problemas.

TERESA MONFORTE SANZ 1ºBSA

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