Un estudio destaca la correlación entre corrupción y economía sumergida.
Los países con altos niveles de corrupción padecen también
elevadas tasas de economía sumergida, un fenómeno que se puede erradicar
aumentando el gasto social necesario para equilibrar el mercado laboral. Son
estas las principales conclusiones de un estudio que la multinacional
especializada en empleo Randstad ha presentado este miércoles, según el cual la
magnitud de la economía sumergida española encaja en la media de la Unión
Europea aunque se sitúe muy por encima de otros grandes países. Supone el 18,6%
del PIB, —alrededor de 190.000 millones de euros— 0,6 puntos porcentuales
inferior que el dato relativo la UE (18%), pero casi el doble que en Reino
Unido (9,7%) y Francia (9,9%) y muy por encima del de Estados Unidos (6,6%).
El documento, que la empresa ha elaborado en colaboración
con la Universidad de Sheffield (Reino Unido) a partir de datos de Eurostat, de
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), identifica la economía sumergida
como "cualquier actividad retribuida que sea legal en cuanto a su
naturaleza pero que no sea declarada a las autoridades publicas", según la
definición ofrecida en 2007 por la Comisión Europea. Se trata de actividades que
se concentran sobre todo en los países del Este, como Bulgaria (31%), Rumanía
(28%) o Hungría (28%), y que por el contrario registran porcentajes muy
inferiores en Austria (7,5%), Luxemburgo (8%), Holanda (9,1%).
El informe destaca, a raíz de varios estudios comparativos
de los países de la Unión Europea y de algunos Estados de la OCDE, que
"cuanto más alto es el nivel de corrupción percibido en el sector público,
mayor es la equivalencia de la economía sumergida", aunque no detalle la
relación de causa y efecto entre los dos fenómenos. Subraya, sin embargo, una
tendencia contraria por lo que tiene que ver con el gasto social: donde haya
una "mayores niveles de gastos como proporción del PIB" para corregir
los desequilibrios del mercado laboral, "la prevalencia de trabajo no
declarado es menor".
Los analistas de Randstand no especifican el perfil de los
empleados ni los sectores en los que se arraiga este fenómeno, pero evidencian
que "las dimensiones del trabajo no declarado han seguido descendiendo en
relación con la economía declarada en todos los países [estudiados] entre 2003
y 2012", lo cual excluye una correlación entre la actual crisis económica
y el aumento de los empleos irregulares.
A la hora de proponer las medidas necesarias para reducir el
empleo irregular, el director de Relaciones Institucionales de Randstad, Luis
Pérez, ha subrayado la necesidad de una mayor intervención estatal para
proteger a los grupos más vulnerables y una mayor protección social, que
permitan a los trabajadores no recurrir al empleo sumergido.
Eduardo Vera Cester 1ºBCA
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