El cava, cada vez menos catalán
Las broncas en Freixenet y la competencia de García Carrión redibujan la industria
Las broncas entre las familias propietarias de las bodegas Freixenet, los Ferrer, Bonet y Hevia, amenazan la continuidad de la firma líder en la producción y venta de cava en manos catalanas. El conflicto tiene dos salidas posibles: que el paquete mayoritario de la empresa lo adquiera el grupo alemán Henkell, competencia y a la vez ex socio en materia de distribución en el mercado germano de la firma española, o que los Ferrer logren un crédito de unos 120 millones de euros para comprar una participación que les permita controlar la sociedad.La crisis entre las familias de Freixenet ha coincidido con varias circunstancias. La primera, con una demanda estabilizada en el mercado interior, tras el inicio de la crisis en 2008. En los últimos años, la producción de cava se halla estancada en unos 240 millones de botellas y el año pasado sobre una producción de 244 millones de botellas.
Una segunda razón se hallaría en los efectos del boicot iniciado en 2004 a los productos catalanes en el resto del Estado. Este efecto se ha ido diluyendo con el paso de los años, pero en el caso de Freixenet se ha repetido en la propia Cataluña ante la posición españolista de José Luis Bonet frente a los soberanistas.
Finalmente, la crisis de la bodega catalana tiene, que ver con la entrada de nuevos jugadores en el mercado del cava y especialmente del grupo García Carrión, con su marca Jaume Serra. García Carrión ha llevado a cabo en el cava unas inversiones superiores a los 50 millones de euros para disponer de las instalaciones más eficientes.
El nuevo jugador ha apostado fuerte por una estrategia que Freixenet conoce bien: ofrecer precios medios y bajos, con los que ha conseguido más de un 11,4% de cuota de mercado, que llega al 25% si se contempla su marca blanca para el grupo Mercadona.
Tradicionalmente Codorniu y Freixenet se repartían las ventas: Codorniu en el segmento de precios más elevados y Freixenet en un segmento más a la baja. Esta estrategia se tradujo en un incremento de Freixenet frente a su mayor competidor, dio lugar en los años 90 a varias batallas comerciales y jurídicas. Codorniu denunció que Freixenet no realizaba correctamente el envejecimiento de sus productos en botella y ésta última contraatacó reclamando por el uso de botellas esmeriladas.
OPINIÓN PERSONAL: Las empresas de cavas catalanas no les ha ido muy bien últimamente ya que entre ellas hay un enfrentamiento que les perjudica mutuamente, también hay que pensar en la crisis y en que muchas personas especialmente españoles dejan de comprar cava catalán por que estos quieren independizarse.
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