domingo, 3 de mayo de 2015

Acuerdo controvertido
El crecimiento del comercio debe articularse sin ceder a tentaciones proteccionistas

El crecimiento del comercio internacional es una de las condiciones necesarias para afianzar la extensión del bienestar económico; y debe hacerse sobre bases que alejen las tentaciones proteccionistas, especialmente entre las grandes potencias comerciales. La pretensión de llegar a un acuerdo transatlántico de comercio entre EE UU y la UE, a través del denominado Transatlantic and Investment Partnership (TTIP), es un proyecto de especial significación para los dos bloques comerciales más importantes en la escena global. Si llega a suscribirse, los acuerdos y sus especificaciones serían una referencia para el resto de la comunidad económica internacional, porque estaríamos ante el pacto comercial más ambicioso jamás firmado. Entre EE UU y la UE intercambian casi la mitad del comercio mundial. De alcanzarse en los términos inicialmente previstos, el aumento de las relaciones comerciales y de los flujos de inversión implicaría un crecimiento adicional del PIB estadounidense y de la UE cercano al 0,5%.
Hay dificultades para alcanzar ese acuerdo; tiene que significar necesariamente una adecuación regulatoria de los flujos de comercio y de capital: la reducción de todo tipo de barreras, incluidas las no arancelarias y otro tipo de restricciones a los intercambios, más allá del desarme importante que ya existe en las relaciones entre ambas economías. Hay temor a que la liberalización adicional erosione sus derechos o a las exigencias de supervisión de la calidad de los bienes y servicios intercambiados, desde los alimentos a los productos farmacéuticos. Los temores son más importantes entre los consumidores e incluso en la organizaciones sindicales europeas, que llegan a considerar el acuerdo como una especie de caballo de Troya en el que se introducirían en Europa las pretensiones de las grandes empresas americanas para ganar cuota en los mercados comunitarios. De especial interés serán las negociaciones en torno a los servicios financieros, donde la UE tampoco tiene ventaja.
Comentario:Si es cierto que la extensión de los intercambios comerciales y de servicios contribuyen al bienestar, los avances como los que se propone el TTIP deberían extenderse a otras economías. Pero habría que ver si esta proposición no afecta a las pequeñas empresas.
Raquel Gracia Conesa 1ºBSB 

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