Acuerdo controvertido
El crecimiento del comercio debe
articularse sin ceder a tentaciones proteccionistas
El crecimiento del
comercio internacional es una de las condiciones necesarias para afianzar la extensión del bienestar
económico; y debe hacerse sobre bases que alejen las tentaciones
proteccionistas, especialmente entre las grandes potencias comerciales. La pretensión
de llegar a un acuerdo transatlántico de comercio entre EE UU y la UE, a través
del denominado Transatlantic and Investment
Partnership (TTIP), es un proyecto de especial significación para los dos bloques
comerciales más importantes en la escena global. Si llega a suscribirse, los
acuerdos y sus especificaciones serían una referencia para el resto de la
comunidad económica internacional, porque estaríamos ante el pacto comercial
más ambicioso jamás firmado. Entre EE UU y la UE intercambian casi la mitad del
comercio mundial. De alcanzarse en los términos inicialmente previstos, el
aumento de las relaciones comerciales y de los flujos de inversión implicaría
un crecimiento adicional del PIB estadounidense y de la UE cercano al 0,5%.
Hay dificultades para
alcanzar ese acuerdo; tiene que significar necesariamente una adecuación
regulatoria de los flujos de comercio y de capital: la reducción de todo tipo
de barreras, incluidas las no arancelarias y otro tipo de restricciones a los
intercambios, más allá del desarme importante que ya existe en las relaciones entre
ambas economías. Hay temor a que la liberalización adicional erosione sus
derechos o a las exigencias de supervisión de la calidad de los bienes y
servicios intercambiados, desde los alimentos a los productos farmacéuticos.
Los temores son más importantes entre los consumidores e incluso en la
organizaciones sindicales europeas, que llegan a considerar el acuerdo como una
especie de caballo de Troya en el que se introducirían en Europa las
pretensiones de las grandes empresas americanas para ganar cuota en los
mercados comunitarios. De especial interés serán las negociaciones en torno a
los servicios financieros, donde la UE tampoco tiene ventaja.
Comentario:Si es cierto que la extensión de los intercambios comerciales y de
servicios contribuyen al bienestar, los avances como los que se propone el TTIP
deberían extenderse a otras economías. Pero habría que ver si esta proposición no afecta a las pequeñas empresas.
Raquel Gracia Conesa 1ºBSB
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