El débil equilibrio que sostiene a la patronal alimentaria FIAB amenaza
con volver a quebrarse tras la millonaria multa de 88,2 millones de euros que
impuso la CNMC al cártel del sector lácteo. La sanción ha salpicado al ya de
por sí cuestionado presidente de la federación alimentaria, Pedro Astals, y a
un miembro del consejo de dirección, Javier Robles, los máximos
responsables de dos de las empresas con multas más cuantiosas: Corporación
Alimentaria Peñasanta (Capsa) -a la que se le impusieron 21,8 millones- y
Danone -multada con 23,2 millones-.
Muchos
asociados invocan el incumplimiento del código de ética y buen
gobierno y de los estatutos de la federación alimentaria por parte de sus
propios responsables. El citado código ético se compromete a "respetar
escrupulosamente las normas que regulan la competencia, buscando el leal
comportamiento de sus asociaciones en el mercado".
Los estatutos, por su parte, mencionan de manera aún más explícita el
peso que tienen las decisiones del regulador, al hablar de "respeto de las
normativas de defensa de la competencia y de competencia desleal" y de
"ejercer las acciones oportunas para garantizar su cumplimiento".
OPINIÓN:
Yo veo bien que las empresas sean sancionadas por este tipo de delitos, ya que
si siguiesen existiendo cárteles, las pequeñas empresas, de las que están compuestas
muchos países (España) serian eliminadas, dejando así que una sola empresa o
corporación ganara dinero, creciera y contratase empleados llegando a dominar
todo un sector financiero. Como puede ser el ejemplo de lo que pretendía
conseguir FIAB o CocaCola Company.
Marc Giner Sancho
1ºBSB
Marc Giner Sancho
1ºBSB
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