El gasto en protección frente al desempleo ha
ascendido hasta septiembre a 15.644 millones, un 16,9% menos de lo desembolsado
hasta el mismo mes del año anterior, según el Ministerio de Empleo. La caída de
la factura de la protección por desempleo supone un alivio para las cuentas
públicas, pero tiene otra consecuencia: poco más de 2,2 millones de
desempleados no perciben ningún tipo de ayuda del Ministerio de Empleo.
Este dato de los nueve primeros meses del año
hace prever que el gasto final del seguro contra el paro no solo será mucho
menor de lo presupuestado inicialmente (25.000 millones), sino que puede llegar
a ser menor de la primera ejecución prevista, hecha para los presupuestos de
2016, cuando se calculó un gasto final de unos 21.500 millones.
La reducción se debe,
principalmente, a la caída de la parte más costosa de la factura del desempleo,
la de las prestaciones. Esta es la parte contributiva, la primera que se
percibe cuando un parado pierde su empleo, y en la que recibe una ayuda mayor.
Al ser la mayor, una caída de las prestaciones del 19% arrastra al resto del
gasto en desempleo, aunque las reducciones del resto de partidas sean menores.
La reducción del gasto está en consonancia con
la significativa caída de la tasa de cobertura, que ha caído hasta el 54,4%.
Esta tasa es la más baja de la crisis, un décima por debajo de la marcada en
mayo.
Opinión personal
Desde mi punto de vista hay subvenciones que no deberían
desaparecer o disminuir pues pueden ser el único sustento que una familia tenga
para sobrevivir durante el tiempo en paro de sus integrantes adultos.
Si esta familia no recibe este dinero no podrá pagar sus
facturas y por lo tanto correrá el riesgo de ser embargada o de sufrir escasez
de recursos primarios, algo que ninguna persona debería pasar.
Esto también afecta negativamente a la economía del país
pues el consumo de esta familia
disminuirá notablemente debido a la falta de capital.
Entiendo que la disminución de esta subvención haya supuesto
un alivio para las cuentas públicas, pero seguro que estas gastan dinero en
algo que podría suprimirse, algo menos
esencial que una familia pueda sobrevivir al día a día en estos tiempos
difíciles.
Todos los españoles pagamos impuestos y creo que estos
deberían ser usados para ayudarnos los unos a los otros en momento de flaqueza
y no para engordar los sueldos de los
altos funcionarios del gobierno.
Paula Paz Poveda 1BSA
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