martes, 9 de junio de 2015

El 25% del Everest es basura

La lucha contra la corrupción científica internacional avanza. Comenzamos dando la enhorabuena. Ya está bien de privatizar la investigación y el conocimiento público. Es indecente que la ciencia generada mediante dineros de todos se publique en carísimas revistas privadas, librando de su lectura a investigadores sin recursos o hurtando estipendios a organismos y universidades con el fin pagar un dineral a quien no produce nada más que juzgar.
Es hora de que todos los trabajos de investigación financiados mediante fondos públicos se publiquen, obligatoriamente, en revistas abiertas a todos los que los han financiado: los ciudadanos. Aquel que pague una investigación de su bolsillo que haga lo que le plazca.
Si ayer fue la Antártida hoy es el Everest, la región que lo rodea y, por ende, el Himalaya entero. Esta vez es un estudio publicado en The Cryosphere, revista científica de acceso abierto.
Los glaciares del Himalaya en general, y los de la región de Dudh Koshi en particular, presentan desafíos supremos que ponen en riesgo su supervivencia. Se espera que sean muy sensibles a las variaciones provocadas por el cambio climático.
La zona de Dudh Koshi, en el centro de Nepal, acoge unos 410 km2 de glaciares y algunas de las montañas más elevadas, incluyendo el Sagarmatha (Monte Everest), Cho OyuMakalu, Lhotse y Nuptse. El río Duth Kosi, llamado río de la leche, muere en el río Kosi, importante afluente del Ganges. Proporciona una cuarta parte del potencial hidroeléctrico de Nepal.
Un 25% de tal superficie helada, toda por debajo de la cota 5.500, está cubierta por basura. Consiguen por tal hecho una velocidad de deshielo menor que en las zonas limpias a causa del efecto aislante de la porquería acumulada en su superficie.
Cruel paradoja. Después de tal afirmación seguro que algún escéptico iluminado sugiere llenar de mierda el resto de las capas heladas del planeta con el fin de detener su desaparición. Incluyendo la Antártida, Groenlandia o el Ártico, inaugurando de esta manera guarra geoingeniería de excelencia contrastada.
El clima de la región es muy estacional, tanto en temperaturas como en precipitaciones. A 5.000 metros de altura las temperaturas medias diarias varían entre -7 y +10 ºC con mínimos entre -25 y +10 ºC. Entre junio y septiembre, la época de los monzones, la temperatura media a tal altitud es superior a 0 ºC con oscilaciones muy reducidas. El 77% de las precipitaciones anuales caen en tal época. Otro 14% lo hace entre marzo y mayo, y prácticamente nada una vez finaliza el monzón y el subsiguiente invierno.
Un 80% de sus glaciares se localizan entre los 5.000 y los 6.000 metros. Según los modelos, el incremento previsto de las precipitaciones contribuirá a reducir la pérdida de masa esperada debido a las variaciones en las temperaturas. La importancia de las variaciones previstas en magnitud y la duración de los monzones podrían ser menores de lo que se creía hasta ahora, lo cual no es ningún consuelo. No compensará el volumen de deshielo previsto.

Es triste comprobar como la contaminación y los desperdicios, las mismas externalidades tantas veces denunciadas, han alcanzado el techo del mundo. ¿Qué queda sin contaminar? ¿No merece una reflexión tal circunstancia?

En mi opinión, esta externalidad me parece bastante lamentable, ya que por culpa de las personas que quieren mercalizar la subida al Everest y que no tienen reparo a la hora de tirar toda la basura donde mejor les viene hace que las personas que realmente lo quieren disfrutar y la gente que viva allí lo pague, viendo todo el paisaje cubierto por basura. 

Víctor López Diego 1ºBSA

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