lunes, 23 de marzo de 2015

¿Hace falta una carrera para tener éxito en los negocios?


A la luz de la creciente oferta de másteres en emprendimiento que existe en España, cabría preguntarse si las escuelas de negocios enseñan a los jóvenes a ser empresarios y si ésta es, o debería ser, una de sus principales funciones. ¿Qué papel desempeña la formación en el éxito de un proyecto empresarial? ¿Es determinante? No es fácil responder, pero lo cierto es que en Estados Unidos, donde la edad media de los emprendedores es de 40 años, la mayoría tiene formación universitaria. “En España, los casos más recientes de proyectos de emprendimiento exitosos corresponden a personas con un título universitario y un posgrado”, apunta Isidoro Sánchez Tejado, business angel de la red de inversores de IESE Business School.

Es importante adquirir una buena formación para ser un magnífico ejecutivo y saber cómo gestionar una empresa, pero una cosa es dirigir un negocio y otra muy distinta crearlo. Es la opinión de Ignacio Pérez Dolset sustentada en una amplia experiencia en negocios tecnológicos. Entre otros proyectos, fundó LaNetro, antecesora del grupo Zed, que hoy engloba varias empresas dedicadas al entretenimiento en Internet y el móvil; a la creación de películas de animación, y a la producción de videojuegos. Ignacio y su hermano Javier fueron los creadores de Commandos, el videojuego lanzado a finales de los años noventa que se convirtió en un éxito internacional, y Planet 51, película de animación desarrollada por Ilion Animation Studios, una de las compañías de Zed. También es fundador y director general de U-Tad, Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital.
Esta intensa trayectoria le permite afirmar que, en lo relativo a formación y puesta en marcha de empresas, en España se tiende a hacer las cosas al revés. “La actual ya no es la España de los años ochenta, cuando era necesario formar ejecutivos para las compañías que venían de fuera. Ahora, el país necesita nuevas empresas, pero estas las fundan aquellos que tienen un producto”. Pérez Dolset no tiene duda: la empresa se crea a partir del producto, que el empresario tiene que conocer muy bien. “Y no siempre es así. En el sector tecnológico, por ejemplo, el desconocimiento es el origen de muchos fracasos”.
El director de U-Tad cree que la formación empresarial debe ser horizontal. Y pone el ejemplo de Estados Unidos, donde detrás de cada ingeniero, médico o informático hay una vocación empresarial: “Los americanos emprenden en cualquier sector, porque muchos convierten su vocación, sea la que sea, en empresa. En España, las carreras empresariales están a la orden del día, pero ¿para montar qué tipo de negocio?”. No obstante, advierte, abrirse camino en el mundo empresarial no es sencillo. Ni aquí ni en ningún otro sitio.
La capacidad de ejecución, de sacar un prototipo, probar y ver si gusta tu idea es lo que define a un buen emprendedor
Emular el momento de la firma de un autógrafo de una celebrity a sus admiradores, aprovechando la enorme disponibilidad de smartphones y de tecnologías de geolocalización, quizás pueda parecer una idea estrambótica para montar un negocio. Es, sin embargo, a lo que se dedica Fanstastic, la empresa que Enrique Hormigo puso en marcha en agosto de 2013. Así lo explica su fundador: “Los famosos consiguen llegar a sus fans de forma más fácil, más segura y más acorde a los tiempos; y los fans consiguen, a través de sus propios méritos, aquello que anhelan: un autógrafo de su ídolo que inmediatamente pueden publicar en las redes sociales”.
De momento, la aplicación está disponible para iOS y Android de forma totalmente gratuita y, en breve, comenzarán las acciones para incrementar el número de usuarios y la notoriedad de la aplicación. Además, van a realizar una nueva búsqueda de financiación contando ya con métricas y comportamientos. “Estamos hablando de una aplicación global (está en ocho idiomas), que se puede emplear en cualquier parte del mundo y en cualquier ámbito donde haya fans”, indica con entusiasmo Hormigo, que cuenta con un máster en Dirección Comercial y Marketing del Instituto de Empresa (IE) y un MBA de la Escuela de Organización Industrial (EOI). De su paso por las aulas, destaca el impulso que recibió para perder el miedo a emprender, para poner en marcha lo que tenía en mente, además de la resistencia a la frustración. “Si midiendo bien tus posibilidades financieras, el proyecto no funciona, no es el final de tu vida laboral; pero si no lo intentas, nunca sabrás el resultado”, comenta.
Hormigo cree que un máster puede ayudar en varios aspectos. Uno muy importante es medir conocimientos y aptitudes. “Permite compararte con otras personas y saber si eres bueno o malo en algunas áreas. Quizá te consideres muy bueno en marketing, pero en clase te das cuenta de que no eras tan bueno, o al revés. Por lo tanto, la formación siempre ayuda a apuntalar lo que ya sabes o a mejorar en tus lagunas”. También considera que en la mayoría de los proyectos que se ponen en marcha, la idea prevalece sobre las posibilidades reales. Y esto pone en peligro el éxito de los mismos. “El voluntarismo sin medida se puede convertir en tu peor compañero de viaje”, asegura.

Opinión personal
Esta noticia me ha parecido muy interesante, porque hoy en día nos lo preguntamos constantemente. Actualmente cuesta más dinero estudiar y esto solo ayuda a la gente con dinero, por lo que muchos estudiantes se plantean dejar los estudios y ponerse a trabajar. En mi opinión un máster puede ayudar, pero lo más importante como dice en la noticia es si las escuelas de negocios enseñan a los jóvenes a ser empresarios. Normalmente se necesita una carrera, pero hay gente que no tiene estudios, pero poseen unas aptitudes innatas.

Cristian Gresa Alcón, 1º BCA


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