Moderación salarial.
Antonio
Argandoña, profesor de Economía del IESE Business School, cree que los salarios
deben moverse en función de la productividad de los sectores y de la
cualificación del factor trabajo. Subir los salarios en sectores de poca
cualificación podría ser desastroso para los trabajadores: "Podría suponer
que no lleguen a encontrar nuevos empleos".
Estos trabajadores que sufren una elevada
rigidez salarial por su escasa cualificación deben percibir unos salarios que
"se complementen con formación, experiencia, reducción de otros costes
para las empresas y mejora de los ingresos mediante el Estado de
Bienestar". En cuanto a los jóvenes, hay que intentar que sus salarios
suban igual de rápido que su aprendizaje y según se vaya conociendo la
productividad del empleado.
Al comienzo de la crisis, el mercado laboral en
España se caracterizó por despedir a los empleados. Lo más justo y eficaz hubiera
sido la moderación salarial del conjunto de los trabajadores para evitar una
destrucción de empleo como la que se produjo al comienzo de la crisis.
Y es que mantener
los salarios estables, con precios decrecientes, es aumentar los salarios
reales y los ingresos de las familias y, por tanto, el consumo", de modo
que aunque los salarios nominales no suban las familias si pueden comprar más
bienes y servicios.
Sólo después, cuando la crisis se
acentuó, empezó la moderación salarial, una de cuyas consecuencias ha sido la
recuperación del empleo que ahora estamos viendo.
En mi opinión: España debería haber seguido
el ejemplo de otros países en los que al comienzo de la crisis se bajaron los
salarios, pero se mantuvo el empleo; nosotros no bajamos los salarios y
destruimos empleo. De ahí las elevadas cifras de paro de nuestro país.
RAQUEL GRACIA CONESA
1ºBSB
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